Nos encontramos a escasos días de que comience el mundial en Qatar. Entre la afición mexicana y analistas existen pocas esperanzas para que nuestra selección pueda trascender en este torneo. Inclusive, ya no se habla del famoso quinto partido; ahora, con pasar de la fase de grupos nos conformamos.
Y es que, por donde se mire, el equipo mexicano no da señales de esperanza. La base de nuestro equipo ya no se encuentra en sus mejores tiempos: Guardado, Herrera, Ochoa y Moreno son nombres que han dejado de representar a la sangre nueva. Algunos están en equipos de medio pelo o en ligas que no son las referentes mundiales. Aun así, nadie negará nunca del talento que demostraron en otros mundiales.
Existen otros jugadores que no acaban de cuajar: Lainez, Santiago Giménez, el “Guti” y Jorge Sánchez aún no dan ese brinco en ritmo y juego. Pero donde más descansan los sueños de la afición es en sus mejores jugadores que simplemente no están: Raúl Jiménez no ha sido el mismo desde su accidente y se encuentra lesionado; “Tecatito”, lesionado; el “Chucky”, a veces sí, a veces no, y el Chicharito ni siquiera es convocado por temas personales y extra cancha.
Pero existe un jugador sí se encuentra en un gran momento, aclamado por la afición y necesitado por su equipo: Carlos Vela.
La “Hiena” Vela derrochó talento en Rusia 2018, fue campeón mundial sub-17, jugó y fue referente en la Real Sociedad, demostró gran nivel en Europa y actualmente es líder de Los Ángeles FC, en la MLS. Pero tiene un pequeño problema: no quiere ir al Mundial.
En muchas ocasiones Carlos Vela ha dicho que no lo busquen porque no quiere ir. No lo culpo. La selección no está ni cerca de su mejor momento, el técnico parece que va para cobrar y ya, sus compañeros le echan ganas, pero hasta ahí y el grupo donde nos tocó se ve muy complicado.
Ante ese escenario, ¿por qué alguien querría salir de su zona de confort y jugar en un equipo y un torneo que pinta para ser una catástrofe?
Por otro lado, estamos a dos años de las elecciones presidenciales en México, nuestro Mundial político y la cosa pinta peor que en Qatar.
El rival a vencer tiene capital político, recursos ilimitados, cinismo a tope, juega con la necesidad de la gente y tiene un director técnico popular que siempre que va perdiendo por goliza sale a decir que va ganando, pero que la culpa es del árbitro.
Al igual que en el Tri, tenemos a jugadores que ya no son lo que eran antes. Un Diego Fernández de Cevallos, Manlio Fabio Beltrones, Dante Delgado, Felipe Calderón, Santiago Creel, Beatriz Paredes, Vicente Fox. Traemos jugadores que no acaban de cuajar: Claudia Ruiz Massieu, Lily Téllez, Mauricio Vila, Enrique de la Madrid, Damián Zepeda. Y otros que simplemente no están: Ricardo Anaya y José Antonio Meade.
Pero entonces, ¿quién es nuestro Carlos Vela y por qué no quiere ir al Mundial? La respuesta es clara: los ciudadanos.
Vivimos en tiempos en dónde hay muchos Carlos Vela: empresarios sin alzar la voz, padres de familia que piensan que no pueden hacer nada, jóvenes que creen que todo está perdido, sacerdotes que no les toca, académicos con miedo, trabajadores responsables pero acomodados, estudiantes que simplemente, al igual que Carlos Vela, no quieren jugar. No se dan cuenta del impacto que tendrían si decidieran participar en el juego.
El problema es que, a diferencia de Qatar, aquí si nos jugamos nuestro futuro, aquí sí ganamos o perdemos libertades, aquí sí nos quedamos sin país.
No nos vayamos arrepentir en unos años de haber tenido la oportunidad de jugar un Mundial y haber dicho: NO. Imaginemos que, a diferencia de Carlos Vela, nosotros decidimos que vamos a ir al Mundial, vamos a jugarlo y vamos a ganarlo. Debemos de estar conscientes de la importancia que tiene el salir a jugar. No es por el trofeo, no es por el dinero, no es por un reflector, es por México.
Seamos valientes y vayamos a jugar.
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