El 2022 nos deja muchas lecciones, y entre tantos aprendizajes, el que considero más relevante: aprender a conciliar.
Si bien, el objetivo de una buena educación tiene que ser la conformación del hombre perfecto, el camino a seguir debe enseñarnos la forma más humana de afrontar un mundo trágico.
El 2022 ha sido marcado por la creación de este espacio, en donde diversos autores hemos expresado nuestro sentir respecto a la urgencia de contar con líderes que sean valientes, capaces de apostar incluso la vida entera.
Es así, que, desde la visión pedagógica más humana, me parece oportuno afianzar ese estrecho vínculo entre sociedad y gobierno. Un medio en el cual podemos construir un México mejor, escuchando a la otredad que nos cuestiona y no asimila nuestro pensar.
Es importante, además, coadyuvar en el desarrollo de un país con identidad, asumiendo nuestro papel de buenos cristianos desde una perspectiva histórica, donde la verdad sea dicha con total claridad, donde la educación sea base para el Estado de Derecho y donde las instituciones públicas sean capaces de construir un modelo educativo que beneficie principalmente a quienes más lo necesiten.
Es así, que este año he asumido un nuevo compromiso: con México y con mi natal Puebla; un compromiso con una educación que brinde mejores oportunidades de vida, un compromiso además con el desarrollo de los estudiantes y sus familias.
México merece una educación de calidad y alto nivel, que sea notorio desde lo efímero (la infraestructura) hasta lo trascendente (los estudiantes). Merecemos contenidos educativos que formen y diseñen planes de vida, no que sea adoctrinamiento. Merecemos una Secretaría de Educación que sepa escuchar a los expertos, a los padres de familia y a los docentes (ojo ahí, Leticia Ramírez).
Los mexicanos merecemos concluir el 2022 con la certeza de hacer ciudadanía, de modelar un sistema de participación ciudadana que incluya a sectores clave, pero cuyo beneficio sea para los sectores más desprotegidos, de entrada, y para todos los mexicanos, como la panacea educativa.
No queda más que voltear a ver lo que hemos dicho, lo que hemos construido y todo lo que seguimos soñando... siendo así que en esta ocasión me permito desearte una feliz navidad, en augurio de todo lo mejor y así comenzar un 2023 con más certeza, después de reflexionar sobre los egos que no nos permiten avanzar (muchas veces).
¿Mi deseo? Formar parte de ese grupo de jóvenes y líderes que han de transformar nuestro país. ¿Estás dispuesto a compartir tu vida por nuestro México?
#EsCuestiónDeEducación y lo será siempre.
Por Alexis Galicia.
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