Por Alice Galván 13/01/2023
A lo largo de la historia el ser humano y el mundo han sido sometidos al fenómeno del cambio, es natural. Pero el ritmo de cambio era muy lento, ahora con los avances tecnológicos y los medios de comunicación el paso es acelerado y con muchas consecuencias no favorables para la civilización. Me atrevo a decir que nos enfrentamos a una verdadera explosión de la moral en la que el hombre ha fallado.
El relativismo ha sido el arma perfecta para destruir y justificar todo; en pocos años se han dedicado y han logrado hundir la moral tradicional que por muchos siglos estuvo vigente en nuestro mundo y nos hemos quedado sin nada, pareciera que ya no sirven las viejas reglas del juego. Es así como ha surgido la moral sin pecado, la moral sin responsabilidad, con la posverdad vivimos una etapa en la que ya no importa si algo es verdad o mentira, impusieron su falta e intolerante verdad que nos ha llevado a perder el sentido común.
A nivel antropológico vemos una sociedad centrada en el yo, eliminamos a Dios de todo y en lugar de existir una verdad objetiva con un sentido de trascendencia y eternidad hoy prima la verdad subjetiva que responde al individualismo utilitario y hedonista. En lo político, somos testigos de “falsos demócratas” que no respetan el estado de derecho y que se dedican constantemente a polarizar la sociedad porque son conscientes de que toda fractura social permite el dominio de la mente. Económicamente tenemos un paternalismo-estado que desprecia las clases medias y la meritocracia. Culturalmente, despreciamos el conocimiento, existe una incapacidad de raciocinio, la mayoría de las instituciones académicas dejaron de educar en la formación y comenzaron a adoctrinar.
Dice Nicolás Gómez Dávila que la revolución invade castillos previamente desocupados y la derecha por mucho tiempo abandonó el campo de batalla, es deber dar esa batalla, o la hacemos nosotros, o la seguirán haciendo sin nosotros.
Ha llegado la hora de desempolvar las utopías, porque es necesario transformar el mundo y el hombre de nuestro tiempo. Necesitamos personas valientes que estén dispuestas a dirigir a esa mayoría silenciosa que tiene miedo y apatía, personas con la responsabilidad de provocar, generar y liderar el rescate de la moral, de la verdad y de Dios.
El sentido de nuestra lucha es “el deber”. La lucha ideológicamente abierta es absolutamente necesaria, la batalla se debe dar para ganar. O decimos que sí o que no, pero no podemos quedarnos neutrales y pretender instalarse en la ambigüedad que nada compromete.
Desde Patria Unida decimos sí y abrimos las puertas a todo aquel que quiera ser actor en la historia de este gran país.
@Alice_gl
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