Por Alexis Galicia
07/06/2023
La educación es un pilar fundamental en el desarrollo de cualquier sociedad. En México, como en muchos otros países, se ha reconocido desde hace décadas la importancia de la participación activa de los padres de familia en la formación académica, emocional y social de sus hijos. Sin embargo, la llamada "Nueva Escuela Mexicana" impulsada por MORENA ha demostrado un claro sesgo ideológico que atenta contra esta fundamental participación de los padres.
En un país como México, donde los índices de violencia, deserción escolar y bajo rendimiento académico son preocupantes, resulta alarmante que se promueva una política educativa que relegue el papel de los padres de familia. La educación de un niño no puede recaer únicamente en la escuela y en el Estado, sino que requiere de la participación activa y comprometida de los padres, quienes conocen a sus hijos mejor que nadie y tienen un vínculo emocional irremplazable con ellos.
La Nueva Escuela Mexicana parece ignorar que los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos. Desde el momento en que nacen, los padres son responsables de brindarles amor, cuidado, enseñanzas y límites. Son ellos quienes les transmiten valores, fomentan la disciplina y les inculcan el amor por el aprendizaje. No obstante, la política educativa impulsada por MORENA parece desestimar esta invaluable labor y relegarla a un segundo plano.
Es preocupante que la NEM promueva una visión en la que se pretende sustituir la figura de los padres por la del Estado. La idea de que los padres deben ser meros espectadores en la educación de sus hijos y dejar en manos del gobierno la formación integral de los mismos es peligrosa y desacertada. Ningún sistema educativo, por más completo que sea, puede reemplazar la influencia y el amor de unos padres comprometidos.
Además, esta política educativa parece estar teñida de un claro sesgo ideológico. La NEM busca imponer una visión particular sobre la historia, la cultura y la identidad del país, sin permitir la diversidad de pensamiento y la libre expresión, especialmente cuando se trata de temas políticos, económicos y culturales. Esto, sumado al menosprecio de la participación de los padres, crea un entorno donde se busca adoctrinar a los niños y jóvenes, en lugar de formarlos como individuos críticos y reflexivos.
La importancia de los padres en la educación de sus hijos es indiscutible. Los padres son los primeros maestros, los guías, los modelos a seguir y los pilares afectivos de los niños. Pretender minimizar su papel y despojarlos de su derecho y responsabilidad de educar a sus hijos es un grave error que afectará el desarrollo integral de los niños mexicanos.
Es hora de reconocer y valorar el papel insustituible de los padres en la educación. En lugar de imponer políticas que los marginen, se debe promover su participación activa en las decisiones educativas y en la formación de sus hijos. La educación no puede ser monopolizada por el Estado, sino que debe ser un proceso colaborativo entre la familia, la comunidad y las instituciones educativas. Es necesario fomentar programas y políticas que fortalezcan la relación entre padres y escuelas, brindando espacios de participación y diálogo donde se escuchen y valoren las voces de los padres. Además, se deben ofrecer recursos y capacitación para que los padres puedan desempeñar un papel activo en el desarrollo cognitivo, emocional y social de sus hijos.
La Nueva Escuela Mexicana debe dejar de lado sus sesgos ideológicos y reconocer que los padres de familia son aliados indispensables en el proceso educativo. En lugar de imponer una agenda política y limitar la participación de los padres, se debe promover una educación inclusiva que respete la diversidad de pensamiento y fomente el diálogo abierto y constructivo. Es necesario dar seguimiento a cada paso de la SEP y de sus ideólogos; es necesario proteger a la infancia y blindar cualquier contenido a su alcance. ¿Perspectiva de familia en la educación? ¡Claro!
#EsCuestiónDeEducación y lo será siempre.
Alexis Galicia
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