Por Alexis Galicia 23/02/2023
México vive una crisis de valores, no solamente desde el seno familiar -hay que reconocer- sino desde la ocupación de espacios para tomar decisiones que repercuten en el país. Es así, que la Secretaría de Educación Pública ha decidido tomar partida en aquello que definimos como revolución cultural, imponiendo una ideología progresista (de izquierda) por sobre el humanismo y Estado de Derecho que nos marca el 3o Constitucional.
La educación mexicana se ve amenazada por ideólogos, cuyos principios no son ni siquiera un boceto mal dibujado de una Nueva Escuela, como ellos la definen. La Nueva Escuela Mexicana no es otra cosa, sino una serie de modificaciones a los contenidos y planes de estudio en la educación básica, cuyo fundamento es casi inexistente y es que ¿acaso se vale experimentar con ideas de izquierda con nuestros niños? De ahí que el propio presidente invite a los docentes a leer a Marx (y no Arriaga).
El sentido de saber ser, hacer y vivir ha quedado en el pasado, sino que ahora se fundamenta dicho proyecto educativo como una alternancia entre lo corrupto del sistema y el progreso humanista que México ha pedido desde siempre -léase con ironía-. Por tanto, cabe señalar que no puede existir un modelo, plan curricular o programa académico si no existe una relación entre el proceso didáctico y pedagógico, algo que cualquier experto comprende, y que muchos políticos ignoran.
Todos sabemos perfectamente que el interés real de la SEP no es el de formar a ciudadanos críticos, sino el de asegurar que se perpetúe la pobreza, el conformismo, la mediocridad y el resentimiento hacia lo que denominan “conservador”.
¡Caray! pobre de los infantes que a diario sueñan con ser médicos, abogados, arquitectos o artistas. Es una pena que lejos de brindarles el espacio idóneo a los mexicanos de las siguientes décadas se les obligue a aceptar dádivas y programas paternalistas, que los idiotizan más que ver cualquier contenido de Televisa.
La educación mexicana está en gravísimo riesgo, no solo por aquello que pretenden imponer como enseñanza, sino por los personajes impresentables que ahora cobran un sueldo del erario, que dirigen la política educativa y que fomentan la deshumanización de las personas ¿porque qué es ser mexicano, sin considerar la unión de dos visiones del mundo? Para ellos, es más fácil decir que España nos invadió y que los pueblos indios eran casi santos, antes que aceptar que somos una patria nacida de la unión de dos mundos.
No solo debemos comenzar el 2023 con cambios y una secretaria de educación que posa para las cámaras, sino que debemos afrontar la realidad del usurpo que existe en diversos estados, y es que no es coincidencia que conforme se acercan las elecciones del 2024, el partido oficialista intente hacer vigente su discurso de defensa de los pobres y desprotegidos, a pesar de haber admitido que solo los utiliza.
Claramente no todo está perdido, aún hay forma de defender los valores y principios que sí son nuestros, no solo la defensa de la familia, de la vida o de nuestra patria, sino también de nuestra identidad, del aprecio cultural e histórico de lo que somos. México merece que seamos valientes y confrontemos a estos absurdos ¿ahora entendemos la importancia de ser ciudadanos?
Más que nunca la crisis polarizadora y política de nuestro país se agrava, y es ahí donde la educación se enmarca como el ideario de la izquierda. No lo permitamos.
#EsCuestiónDeEducación y lo será siempre.