Es normal que tras el paso de la vivencia educativa, el hombre, tal vez por naturaleza, retorne a la pregunta incómoda del: ¿y ahora? ¿Qué debo hacer? Y es que por supuesto que nos preguntamos si seremos capaces de afrontar la nueva vida que nos espera.
Es así que nos permitimos emplear medidas o excusas -según sea el caso de cada quién- para auto imponer en nosotros algún 'pero' que brinde el pretexto ideal para no ser el adulto responsable, con obligaciones y derechos para vivir en sociedad que alguna vez imaginamos.
Es entonces, que este dilema cobra sentido, puesto que la persona difícilmente se crea a sí misma, porque sin el sentido de pertenencia y de afirmación en el otro, la personalidad se torna sin fundamento. Es así, que el hombre culto se percibe como autogestor y principal responsable de sí, mientras que su contrario, el hombre inculto, se aproxima al falso dilema de ser o no el adulto.
Al hablar de la comodidad del hombre, por su parte, se percibe como el ideal absurdo, debido a que nadie en su sano juicio estaría de acuerdo con ser un simplista, que se conforma con lo menos y carece de pensamiento libre y justo. ¿Pero es esto realmente cierto? ¿Ningún hombre en el mundo se aceptará jamás como conformista o mediocre? Y es que por más profundo que estos conceptos retumben en el interior de quien los escucha, el significado se redefine, y se inserta como un concepto más, como un adjetivo que cualquiera o nadie, debe tener.
Al aterrizar esta idea en nuestra sociedad, el mexicano, como sinónimo de aventado e innovador, atraviesa como lanza dicha premisa, debido a que fundamenta su actuar -no siempre- en el día a día, en el sobrevivir en un país que no garantiza seguridad, justicia, salud, educación o Estado de Derecho. Más allá de estos males, la comodidad de nuestros pensamientos se rige por un parteaguas viejísimo: no hay tiempo para pensar en algo más que la 'papa' de todos los días.
Entonces, ¿qué es ser inculto o vivir en la comodidad? Si en ambos casos existen multifactores que desdibujan cualquier hipótesis sobre la raíz de los problemas, el principal actor se convierte en su propio mal, puesto que el hombre ignorante no solo se debe a la nula formación escolar, a la mala actitud de ciudadano o al deterioro del tejido familiar vivido, sino de igual manera se debe al sentido utilitarista del mundo recién, en donde se forman sujetos y se desdibujan personas, abriendo paso al sentido de no existencia, donde vales lo que ofreces.
Por ende, el hombre inculto es fácil de entender, puesto que el conformismo se vuelve parte del sujeto, mientras que el hombre incómodo, aquel que cuestiona y propone, se caracteriza por ser una persona sujeta a responder por sus propias decisiones, y no así al dilema absurdo de aceptarse un adulto o no.
Finalmente, la inconformidad individual de todo lo malo del mundo, nos debe arrastrar 'por las greñas' hacia el entendimiento de nuestra realidad, de nosotros, pero con la otredad como principal punto de equilibrio y reafirmación de nuestra persona, porque naturalmente somos seres biopsicosociales, por lo que ¿estamos dispuestos a educarnos y formarnos como hombres cultos y exigentes? o todo lo contrario.
#EsCuestiónDeEducación y lo será siempre.